1. Cambiar ‘No llores’ por ‘Entiendo que estés llorando’
Imaginad cuando vosotros lloráis, ¿os gustaría que os dijeran ‘No llores que no es para tanto’? Seguro que en ese momento necesitáis sentiros consolados y entendidos. Pues tened en cuenta que a nuestros hijos les pasa lo mismo.
En vez de decir, ‘No llores’, podéis decir: ‘Cariño, entiendo que llores, esa caída ha debido ser dolorosa, vamos a verla despacio’. También podéis decirle: ‘Entiendo que llores, es normal que no te haya gustado lo que te dijo tu amigo, ¿puedo hacer algo para que te sientas mejor?’.
2. Sustituye ‘No pasa nada’ por ‘Comprendo que te sientas así. ¿Quieres que hagamos…?
Cuando perdemos algo o a alguien valioso, es probable que nos inunde un sentimiento de tristeza grande. En el caso de los adultos, podemos perder un familiar, el trabajo, la pareja o una posibilidad de ascenso… En ese momento nos gustaría que acompañaran y entendieran nuestro duelo.
En el caso de nuestros hijos e hijas, ¿qué pueden perder? Por ejemplo, a su profesor o profesora si cambian de curso, su juguete favorito, un amigo que se mudó de vecindario o un abuelo… En ese momento en vez de decirles ‘No llores, que no pasa nada’, podemos decirle: ‘Entiendo que llores, querías mucho a tu profesor y ahora no le verás tan a menudo. ¿Quieres que le escribamos una carta de agradecimiento?’
Imaginad también que el miedo os bloquea y el agobio os lleva al llanto, ¿os gustaría que os dijeran ‘No llores, que eso es de cobardes’? Pues lo mismo pasa con los niños y las niñas.
Es posible que ese miedo les limite y se apodere de ellos; y es probable que su reacción sea el llanto. Por lo tanto, no etiquetemos y juzguemos su reacción. En lugar de eso, les podemos decir ‘Entiendo que tengas miedo, ¿Qué necesitas para salir de esta situación?’, o ‘¿Quieres/necesitas que me quede contigo?’.
4. No digas ‘Deja de llorar y no te enfades’, mejor apuesta por ‘Te noto enfadado, ¿quieres que hablemos?’
Hay ocasiones en la que nos encontramos frustrados, enfadados, irritados, etc. y somos capaces de llegar a niveles altos y que salga el llanto. Sí, los adultos también lloramos y es necesario que nos demos permiso para ello, si es que así lo sentimos.
Pues también les pasa a los niños y niñas. Y, ¿qué pensáis que necesitan nuestros hijos e hijas en esos momentos? Necesitan que estemos cerca, necesitan nuestro amor, nuestro entendimiento; validar una vez más su emoción. Por lo tanto, les podemos decir ‘Te noto muy enfadada’, ‘Tienes el cuerpo tenso’, ‘¿Quieres que hablemos de lo que ha pasado?’ Fijaos, además, que con frases como estas ayudamos a que ubiquen su emoción en el cuerpo.
Por lo tanto, lo más importante es no juzgar su persona. Por lo contrario, los padres debemos ayudar a nuestros hijos e hijas a regular su conducta y hacerla más adaptativa. Además, ponernos en su lugar desde su visión, desde su altura, es lo que realmente necesitan.
Hay ocasiones en la que nos encontramos frustrados, enfadados, irritados, etc. y somos capaces de llegar a niveles altos y que salga el llanto. Sí, los adultos también lloramos y es necesario que nos demos permiso para ello, si es que así lo sentimos.
Pues también les pasa a los niños y niñas. Y, ¿qué pensáis que necesitan nuestros hijos e hijas en esos momentos? Necesitan que estemos cerca, necesitan nuestro amor, nuestro entendimiento; validar una vez más su emoción. Por lo tanto, les podemos decir ‘Te noto muy enfadada’, ‘Tienes el cuerpo tenso’, ‘¿Quieres que hablemos de lo que ha pasado?’ Fijaos, además, que con frases como estas ayudamos a que ubiquen su emoción en el cuerpo.
Por lo tanto, lo más importante es no juzgar su persona. Por lo contrario, los padres debemos ayudar a nuestros hijos e hijas a regular su conducta y hacerla más adaptativa. Además, ponernos en su lugar desde su visión, desde su altura, es lo que realmente necesitan.
Fuente: Guiainfantil.com.