Los padres siempre quieren educar a los niños de la mejor manera posible, pero no siempre lo consiguen hacer como les gustaría. Son muchos factores los que afectan a este proceso educativo, por ejemplo: la falta de tiempo debido a los horarios de trabajo imposibles, propio carácter del niño, los recursos que tienen los padres, etc.
Qué ocurre cuando usamos palabras negativas con los niños
A medida que crecen los niños van construyendo su personalidad. El tipo de lenguaje que se utilice en la comunicación padres-hijos será determinante ya que los adultos serán el modelo a seguir y los pequeños creen todo lo que se les dice.
Las palabras que se utilizan pueden parecer inofensivas y que sirven para forjar el carácter y la disciplina de los hijos, pero según el modo en el que las utilicemos puede afectar al pequeño a nivel psicológico e influir en su comportamiento. Cuando se utilizan frases negativas, aunque solo se digan una vez, lo único que conseguimos son acciones cómo:
– Etiquetar a los niños. Si les etiquetamos con palabras como: “patoso”, “mentiroso”, etc. El niño termina por creérselo y condicionan su comportamiento creando un sentimiento de inseguridad.
– Chantajear. Con frases como: “Me vas a matar de un disgusto” lo único que se consigue es que el niño se sienta culpable por actos ajenos a él y cree que es responsable de todo lo negativo que pase.
– Ser perfeccionista. Frases como: “si no sacas más de un 8 en el examen es como si no hubieras estudiado” indican una exigencia excesiva con la que se le hace creer al niño que no es bueno haciendo nada y debe estar mejorando continuamente.
– Humillar. Diciéndole cosas como “Qué tontito eres” aunque sea de manera “cariñosa” solo conseguiremos que se sientan tristes e inútiles y si nos expresamos en estos términos en público solo se conseguirá que los niños sean retraídos e inseguros.
– Malas predicciones. “No vas a aprobar”. Si los niños sienten que sus padres no creen en ellos, seguramente su actitud hacia la vida será pobre y poco decidida.
– Condicionar el cariño. Cuando se utilizan frases como: : “Ahora no, estoy ocupado” el niño puede pensar que se le rechaza, que no merece ser amado y le hará tener problemas al relacionarse.
– Amenazar. “Si no vienes, voy a ir yo y ya verás”. Este tipo de frases que implican “peligro” al niño le generan inseguridad y miedo. Si se le amenaza con el abandono se fomentará sentimientos de dependencia.
– Comparar. “Tu hermano es mejor que tú” Con este tipo de frases solo se puede crear resentimiento y rivalidad entre los hermanos .
La solución: hablar en positivo a los niños
Comunicarse de una manera positiva previene la agresividad desarrolla el respeto y la capacidad personal para enfrentarse a momentos difíciles. Este tipo de comunicación se debe fomentar y estimular en los hijos.
Los padres son excelentes modelos para enseñarles multitud de comportamientos. La forma en que se expresen y se pida las cosas marcará el estilo de comunicación aprendido por sus hijos. Para ello, deben de ser más conscientes de las palabras que utilizan al comunicarse con los pequeños.
Fuente: www.guiainfantil.com